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28 diciembre 2011 3 28 /12 /diciembre /2011 20:27

        Puede parecer ésta una cuestión baladí, pero ni mucho menos lo es. Como ocurre en el caso de la herradura, o de otros muchos, estamos ante un símbolo con un fuerte significado cristiano, más concretamente relacionado con la Historia de la Iglesia Católica. Lo que ocurre es lo que ya hemos comentado en otras ocasiones; si llevamos a la práctica estas costumbres (la verdad es que la de colgar los calcetines en la chimenea no es muy típica de España, pero sí en otros países) como loros que repiten lo que ven, sin saber el significado de lo que estamos llevando a cabo, se puede convertir en una especie de superstición. Pero si aprovecháramos el arsenal de costumbres, tradiciones, (e incluso leyendas) que giran en torno a la fe católica... el resultado sería desde luego muy positivo.

        Vayamos ahora a explicar el origen de esta costumbre de colgar los calcetines en la chimenea para recibir regalos por el día de Navidad:

        Aunque en las mitologías escandinava  y germánica ya existía la creencia de que por la chimenea entraban los dioses (en el caso de la mitología escandinava era el dios Thor, y en la germánica, la diosa Bertha, que bajaba por ella durante el solsticio de invierno), el auténtico nacimiento de esta tradición parece estar en una de las varias leyendas que se cuentan en torno a un personaje fascinante: San Nicolás de Bari. Este santo obispo de Myra (en la acutal Turquía), que vivió en el siglo IV, es el auténtico trasfondo de Papá Noël (pensemos que en holandés al santo se le llama Sinter Klaas, y de ahí provendría el nombre de Santa Claus, como se le conoce en muchos sitios a Papá Noël), figura que surgió por la paganización del personaje del obispo de la ciudad de Asia Menor.

        San Nicolás de Bari adquirió muy pronto fama de ser un hombre altamente caritativo y lleno de bondad, especialmente con los niños; en torno suya se fue tejiendo una maraña de leyendas que fueron conformando la imagen del obispo que repartía regalos en Navidad (aunque en países como Polonia los regalos los realiza en su día, el 6 de diciembre). Una de esas leyendas es la de las tres jóvenes a las que libró de caer en la esclavitud. Según cuenta la historia, el padre de las tres muchachas se encontraba arruinado, y pensó en vender a sus hijas. San Nicolás, enterado de la atrocidad en la que iba a incurrir, decidió dar parte de su fortuna familiar a la familia. Como no quería alardear de bondadoso, se le ocurrió echar oro por la chimenea de la casa en la que vivían el padre con sus tres hijas; como allí estaban las medias de las muchachas colgadas para que se secaran al calor del fuego, el oro fue a parar a dentro de una de ellas. Así hizo una primera noche, y una segunda... A la tercera, el padre no resistió la tentación de averiguar quién estaba comportándose con tanta caridad hacia su familia, por lo que se permaneció oculto "espiando"; de esa forma descubrió la identidad del noble personaje, y aunque éste le pidió que no lo "delatara", la noticia del hecho terminó por recorrer todas partes.

         He ahí el origen de la tradición de colgar los calcetines (en Holanda los zuecos) en la chimenea o en la ventana para recibir los regalos por parte de Papá Noël. Y es que San Nicolás de Bari es una figura que tenemos recuperar sí o sí, para volver a recristianizar muchas costumbres navideñas que han perdido su significado. Por tanto,  papás y mámás que leáis este artículo, ¡¡a contar a vuestros hijos las maravillas de la Historia de la Iglesia!!; estoy seguro que es una bella forma de educar a los más pequeños de la familia en la fe que Cristo nos enseñó, y de recuperar el auténtico sentido de la Navidad.

 

Fuentes:

Burgueño, José Manuel; El libro de la Navidad; Luna Books [sin lugar de edición], 2008.

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