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5 enero 2011 3 05 /01 /enero /2011 11:28

         Ya vienen los Reyes... Esta noche pasarán por millones de hogares dejando un regero de ilusión, sobre todo entre los más pequeños. ¿Pero qué celebramos los católicos en la fiesta de la Epifanía, conocida más vulgarmente como el día de los Reyes Magos? Pues ni más ni menos que la manifestación (eso quiere decir la palabra Epifanía) de Dios, de Jesús, a todos los pueblos del mundo, que de todos los rincones del orbe están llamados a adorarle como único Señor. El 25 Cristo se manifestó al pueblo judío con su nacimiento, y mañana, día 6, lo hace ante todo el mundo, ante los gentiles; el próximo domingo, Cristo se presentará con su divinidad mediante la fiesta del Bautismo.

         ¿Pero quiénes era en verdad los Reyes Magos? La tradición les ha dado los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, que ya aparecen en un mosaico de Rávena del siglo VI, y posiblemente fueran tres (tal como muestra la tumba de la Catedral de Colonia), lo cual se supone del Evangelio de Mateo (2, 11), al indicar que los presentes que le traían eran oro, incienso, y mirra. ¿Pero quiénes eran en realidad los llamados Reyes Magos? El citado Evangelio de Mateo los califica como unos magos venidos de Oriente (Mt 2, 1). La teoría que parece ser la cierta es la que los describe como sacerdotes zoroástricos (religión persa generasa por el profeta Zoroastro). Hay que tener en cuenta que ya Zoroastro había profetizado el nacimiento de un Mesías, y que la palabra mago proviene del griego y del latín, magoi y magi, respectivamente, que a su vez provenía del vocalbo persa magu. La palabra mago podía hacer referencia en las culturas antiguas tanto a astrólogo, astrónomo, adivinos, sacerdote, y más concretamente, podía hacer referencia a los sacerdotes zoroástricos. Si a estos argumentos le sumamos que las representaciones artísticas más antiguas de los Reyes Magos los visten con los atuendos típicos persas (gorros frigios, etc.), todo parece encajar.  Lo que ocurrió fue que en el Cristianismo de los primeros siglos, el término mago tenía connotaciones muy negativas (por la relación con el personaje de Simó el Mago...), y ya a partir del siglo III, con Tertuliano, empezó a surgir la idea de que eran reyes.

         Aún así, hay teorías que sitúan su origen en Babilonia, en Persia de nuevo (pero como sacerdotes mitraicos) o las que a cada uno le aportan una procedencia, tal y como nos ha legado la tradición en nuestros días. Ya en el Evangelio Armenio de la Infancia, del siglo VI, sitúa a Melkon (Melchor) como rey de los persas, Gaspar como rey de la India, y a Baltasar como monarca de Arabia. Con ellos se quería expresar la universalidad de la llamada de Cristo. 

         Por otra parte, debemos ver la gran simbología que encierra la adoración de los Reyes Magos, aparte de la amplitud del mensaje del Señor. Estos hombres eran sabios de la época, que conocían las profecías, y sabían interpretar los signos del cielo. Y no olvidemos que la estrella simboliza la fe: nos guía hacia Dios, nos hace buscarlo constantemente, y a veces desaparece, pero es entonces cuando más debemos perseverar. Podemos decir sin temor a equivocarnos, que llegaron a Dios a través del conocimiento y de la fe. Es la tan anhelada unión entre fe y razón ¡Que ellos intercedan por la Santa Iglesia Católica, para que sus hijos sepamos servirnos de la razón para acercarnos más aún a Nuestro Señor, guiados por la estrella de la fe que Cristo nos regala!

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