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4 marzo 2011 5 04 /03 /marzo /2011 00:14

       Hace unos días, vi por casualidad que en un programa de la cadena Veo7, no recuerdo cuál, estaban entrevistando al escritor y antiguo corresponsal de guerra Arturo Pérez-Reverte. Curiosamente, en los pocos segundos que atendí a lo que decía, le escuché atacar de nuevo a la Iglesia Católica. Estaba hablando de las pocas esperanzas que tenía de que la situación del país cambiara; según su opinión, nuestra historia no era muy alentadora de cara a ello, y al parecer, entre otros motivos, por culpa de la huella que la Iglesia había dejado en nuestro país. ¡Vaya por Dios (nunca mejor dicho), siempre tenemos la culpa nosotros!

       Señor Pérez-Reverte, ya sabemos todos que es usted un provocador nato, pero empieza a hacerse un poco repetido con su cantinela. Tan bien que parece conocer la historia de España, no sé cómo cae en el error de olvidar que si nuestro país consiguió unirse tras la invasión musulmana y expulsar a los ocupantes, fue gracias a la cohesión que dio la Cruz; que nuestro período más glorioso, estuvo caracterizado por una fuerte presencia pública de la Iglesia; que si fuimos capaces de mantener durante tanto tiempo el Imperio, era porque el pueblo se sentía llamado a expandir y defender la fe católica por todos los rincones del orbe (incluída Europa); y que si nuestra nación fue la que vio nacer el derecho internacional, fue sobre todo gracias a la influencia de la Iglesia y de la mentalidad católica. ¡Y qué decir de las insignes figuras que ha dado a nuestra cultura, y la huella que nos ha transmitido en el arte! Señor Arturo Pérez-Reverte, no por llamar la atención tiene uno que despotricar cualquier cosa, piénselo bien.

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Comentarios

V
<br /> <br /> Gracias por tu respuesta con la cual estoy de acuerdo mayoritariamente. Mi aportación pretendía fundamentalmente recordar la base del conocimiento histórico, las múltiples causalidades de todo<br /> hecho histórico, y como hechos de un ser complejo como el hombre, solo pueden ser complejos y es necesario un gran esfuerzo para comprenderlos en su totalidad. Obviamente, la historia de Europa<br /> (y en parte del mundo, sin llegar por ello a poder calificarse de eurocentrismo) no se entiende sin el Cristianismo, y en particular sin la Iglesia Católica; es una parte esencial de la<br /> construcción europea, y por tanto de nosotros mismos (ateos incluidos): son nuestros orígenes. Cualquiera que solo pretenda un acercamiento destructivo hacia la Iglesia por los errores cometidos<br /> en su historia (muchos y muy grandes, si, pero evolucionando con los tiempos al ritmo que se mueven las superestructuras y también con muchos y muy grandes aciertos) no puede entender la magnitud<br /> y lo que significó en la Edad Media y Edad Moderna, simplemente no puede comprenderlos, al igual que tendrá una visión desenfocada del momento actual, que no es más que la proyección de toda la<br /> historia anterior de los hombres en sus aciertos y errores ante el devenir histórico. <br /> <br /> <br /> <br />
Responder
J
<br /> <br />  ¡Gracias de nuevo por tu respuesta Víctor! Totalmente de acuerdo contigo. ¡Un fuerte abrazo amigo!<br /> <br /> <br /> <br />
V
<br /> <br /> Antes de nada comentar que no he oido las palabras de Pérez Reverte a las que se hace alusión (con el cual estoy en muchas cosas absolutamente de acuerdo y en otras muchas absolutamente en<br /> desacuerdo), pero me parece que la visión de la historia de la Iglesia se simplifica mucho y no es posible argumentar una defensa tan categórica. La historia de la Iglesia, como la historia<br /> general, tiene sombras y luces, y si bien es cierto que no puede criticarse de una manera tan vehemente como actualmente se hace sin hacer mención al contexto histórico, tampoco creo que sea<br /> justo otorgarle todas las cosas "buenas" de la historia. La historia, su devenir y los diferentes derroteros que ésta toma siempre está promovido por diversas razones y causas diversas, por<br /> ejemplo, el mantenimiento del imperio español no fue gracias exclusivamente a la Iglesia, recordemos las herencias que recayeron en el emperador Carlos I, el oro de América, que el imperio<br /> también tuvo roces con la Iglesia, el desarrollo tecnológico, la formación y entrenamiento del ejército, los equilibrios de poder europeos y mundiales...<br /> <br /> <br />  <br /> <br /> <br /> Bueno, creo que queda clara la exposición de mi idea. Aparte de esta pequeña crítica, quiero felicitarte de nuevo por este blog que es de gran interés. Un saludo.<br /> <br /> <br /> <br />
Responder
J
<br /> <br /> ¡Hola Víctor! ¡Qué alegría verte por aquí! Lo primero de todo, darte las gracias por tu participación en el blog, y por expresar tu opinión de forma tan sincera y constructiva.<br /> <br /> <br /> Mira, te voy a decir lo que yo pienso de verdad. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que todo hecho histórico tiene varias motivaciones, y también en que la historia de la Iglesia tiene sus<br /> blancos y negros, y muchas veces distintas tonalidades de la escala de los grises, como en todo hombre, institución, nación... La Iglesia es pecadora, ya que está compuesta por<br /> pecadores, y así lo reconoce ella misma; recuerda las peticiones de perdón de Juan Pablo II, actos que fueron muy significativo. Todavía estoy esperando que la Iglesia Protestante, en cualquiera<br /> de sus versiones, o la Iglesia Anglicana, hagan los mismo; al menos con la misma claridad que lo ha hecho la Iglesia Católica.<br /> <br /> <br /> Pero la Iglesia también es santa, porque su Cabeza es Cristo. Y hay tanto amor en ella... Sabes, a mí, a pesar de sus pecados (los míos también por tanto), me bastaría con saber que fue la<br /> fundada por el Señor. Pero dejando esto de lado, ciñámonos a los acontecimientos históricos. Tomemos una balanza, y pongamos en cada platillo lo positivo y lo negativo de la historia de la<br /> Iglesia; ambos estarán ocupados, eso está claro; ¿pero cuál pesará más? Sinceramente, estoy convencido de que el platillo que sostiene todo lo de bueno que ha significado la Iglesia a lo largo de<br /> veinte siglos.<br /> <br /> <br /> Pensemos en cualquier valor de la actual civilización occidental que consideremos como irrenunciable, como completamente positivo, y busquemos sus raíces y causas: práticamente todos, por no<br /> decir que la totalidad, provienen o recibieron un impulso definitivo del Cristianismo. Y quien dice Cristianismo, pese a quien le pese (que sé que tú no estás entre ellos, por supuesto), dice<br /> Iglesia Católica en buena medida; porque aunque muchos intenten separar ambos "conceptos", desde un punto de vista racional no se puede comprender la historia del Cristianismo sin el<br /> punto de vista institucional. Punto de vista insitucional que en una gran parte es el de la Iglesia Católica, la mayoritaria en el mundo, y en Europa (a pesar de la Reforma y de la existencia de<br /> la Igleisa Ortodoxa, tan hermana nuestra).<br /> <br /> <br /> Está claro que lo bueno que ha ocurrido en el mundo no ha sido únicamente motivado por el Cristianismo y la Iglesia Católica. Como tú dices, los sucesos  históricos tienen muchas causas.<br /> Pero pongamos un sólo ejemplo: en un fenómeno tan global como la conquista de América, tenemos un hecho tan insólito como el cuestionamiento de la legitimidad de la ocupación por parte de los<br /> españoles en tiempos de Carlos I; evidentemente, ahí influyen muchos factores: la propia personalidad del Emperador, el shock que significó el descubrimiento para las conciencias, incluso el<br /> legado greco-romano (aunque en este caso concreto del estudio de la legitimación colonizadora no lo tengo tan claro). Pero aún teniendo en cuenta todos estos factores, ¿podríamos siquiera<br /> acercarnos a una auténtica comprensión de aquél hecho histórico sin poner en primer planto la influencia del Cristianismo? Cristianismo e Iglesia Católica, porque sin la institución, no se<br /> podría haber dado ese fenómeno: recordemos la labor realizada en ese sentido por la Escuela de teólogos de Salamanca en la Controversia de Valladolid, y la posición de figuras como el<br /> dominico Francisco de Vitoria.<br /> <br /> <br /> ¡Gracias de verdad por tu participación, Víctor! Sigue haciendo todas las críticas que quiras, pequeñas o grandes. Así da gusto trabajar. Un abrazo muy fuerte, y que Dios te bendiga amigo.<br /> <br /> <br /> <br />