Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog
22 enero 2011 6 22 /01 /enero /2011 10:59

        Se suele mantener el error de que la devoción a la Virgen María nace sobre todo a partir de los Concilios de Nicea (325) y de Éfeso (431); eso es un intento por demostrar que el culto a María es algo muy posterior al nacimiento de la Iglesia, nacido como mariolatría a exorcizar, siguiedo la terminología usada por Vittorio Messoro en su libro Hipótesis de María. Pero, aunque es cierto que estos dos concilios fueron determinantes en la conformación oficial del culto a la Virgen María (en el de Nicea, que declaró la consustancialidad  del Hijo con el Padre para oponerse contra la herejía arriana, la maternidad de María vivió un fuerte impulso, y con el de Éfeso, se registró el dogma de la Maternidad Divina de María), tenemos pruebas históricas feacientes de que éste es bastante anterior a lo que se creía.

       Vamos a basarnos en el trabajo del Doctor en Sagrada Teología y profesor emérito de la Facultad de Teología de Navarra Lucas F. Mateo-Seco. Para empezar, este autor nos señala acertadamente que ya en los mismos Evangelios, de una forma más o menos clara, encontramos la raíz de la profunda devoción que en el pueblo cristiano irá acrecentándose con el paso del tiempo. Si obervamos los relatos de la infancia de Jesús en Lucas y los de María al pie de la Cruz en Juan, vemos que su figura es objeto de un tratamiento completamente único y especial.

       El mismo San Ignacio de Antioquía, discípulo del discípulo amado Juan, y muerto a principios del siglo II (107-110 aprox.), ya habla del importante papel que la Madre de Jesús juega en la Historia de la Salvación. Hay que pensar que San Ignacio se enfrentó a la herejía gnósitca, que negaba la verdadera Encarnación del Hijo de Dios, en su línea de considerar la vida carnal con aspectos sólo negativos. Así, la maternidad de María aparece como punto importante en la afirmación de la humanidad de Cristo.

       Luego nos encontramos con el también mártir San Justino (100-165 aprox.), que ya habla de María como la nueva Eva, y es ahora cuando la Maternidad de María sobre el pueblo cristiano adquiere más significado. Y poco después, tenemos el testimonio del gran San Ireneo de Lyon (135/140-202/203), de nuevo mártir (¡qué grande el fruto del grano que cae en tierra y muere!), que ahonda en el paralelismo entre Eva y María, nombrando a ésta como intercesora de aquélla, y como causa de salvación de toda la humanidad. Como vemos, su papel de mediadora va cobrando fuerza por momentos.

      Y terminemos este repaso por los Padres de la Iglesia anteriores a los concilios de Nicea y Éfeso con el historiador Orígenes, quien concediendo un tremendo valor a la virginidad de María, nos habla de la necesidad de acoger a María como Madre nuestra para comprender el verdadero significado de la Palabra de Dios; así, siguiendo las palabras de Lucas F. Mateo-Seco, todo hombre que es similar a Cristo tiene también a María por Madre.

      Hasta aquí el repaso a los Padres de la Iglesia anteriores a los dos concilios mencionados, lo cual demuestra lo genuino y la antigüedad del culto a María dentro de la Iglesia. Pero aún hay más. En el próximo artículo, hablaremos de otros testimonios, esta vez no de los Santos Padres, sino de otro tipo, que incluso nos mostrarán la antigüedad de la veneración de la Virgen como Madre de Dios (la Theotokos); ¿os suena la antíffona de Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios...? Pues a ello iremos hermanos; ¡un abrazo y que María interceda siempre por vosotros!

Compartir este post
Repost0

Comentarios